jueves, 5 de febrero de 2009

Yerto amante

Me acusan a diario de ser infiel. Pero... ¿cómo no serlo cuando todas mis amantes conviven en el mismo lugar? ¿ Cómo no serlo si me seducen de par en par? ¿Cómo no serlo si cada día llegan nuevas mujeres bellas, de ojos llenos de candor y de cuerpo escultural, que me seducen y me invitan al amor? ¿Cómo un ser tan acostumbrado al desprecio y a la soledad puede desaprovechar la oportunidad de amar a tan bellos seres?
Vivo rodeado de mis mujeres. Si, MIS mujeres, ¿entendido? son MIAS, sólo mías porque sólo me aman a mí; Y es que ¿quién se puede resistir a mis encantos?.
Las amo a todas por igual, no suelo decírles esto porque estoy seguro de que todas se "morirían" de celos. Es por ellas que no quiero irme del trabajo, es por ellas que no duermo bien, es por ellas que bebo, es por ellas que sonrio, y es por ellas que vivo. Amo sus cuerpos perfectos, amo sus labios febriles, amo besarlas, amo abrazarlas, amo perderme en sus púpilas de hiel, amo contarles mi vida, mis amores, mis borracheras, mis hazañas y derrotas; amo hacerles el amor con la misma delicadeza de una quinceañera: amo amarlas, amo trabajar en la Morgue de Lima...